martes, 20 de diciembre de 2011

Casa tomada, de Julio Cortázar


Casa tomada narra la historia de la aparición de un ente extraño que va arrinconando a los dos hermanos habitantes de una casa hasta expulsarlos de ella. La primera parte del relato describe la apacible e insulsa vida de los dos hermanos: el narrador, lector de literatura francesa, y su hermana Irene, tejedora infatigable cual Penélope bonaerense. Los dos hermanos viven apartados del mundo y recluidos en una casa amplia que ocupan, por herencia de sus antepasados, sin otras obligaciones que la de la breve limpieza matinal y la de la preparación de la comida. Toda la historia está revestida de una vaguedad temporal sólo concretada para situar ciertos hechos decisivos. El primero de ellos es el sonido de una presencia en el fondo de la casa, que obliga a los hermanos a atrincherarse en la parte delantera y a perder buena parte de sus pertenencias. Los hermanos rehacen su rutinaria vida (tejido y colección de estampillas) hasta que un día oyen otro ruido presente en la parte de acá de la puerta interior que los apartaba de la zona "ocupada". En ese momento, los dos huyen con precipitación al zaguán de la casa, sin atreverse a mirar atrás (como Lot y su familia), cierran la puerta principal y tiran la llave a la alcantarilla. La salida es traumática, dolorosa pero desde la narración del hermano (que rememora toda la historia) hay resignación e, incluso para algunos críticos, sentimiento de alivio.

El cuento, que nació, como contó en su día el propio Cortázar, de una pesadilla en la que se vió amenazado por algo innombrable que le obligaba a tirarse contra las puertas y cerrrarlas, perseguido por unos ruidos que avanzaban y tomaban la casa, fue escrito inmediatamente después del despertar inquieto del autor. Muchos han visto en él una alegoría de un cambio ineluctable, temido y aceptado: el de la vida a la muerte, el del cuerpo sano al invadido por la enfermedad, el de la esclavitud de la vida oprimida a otra liberada, el del letargo al nacimiento, el del miedo al alivio, y, sin duda, el del la expulsión del paraíso primero. No escapa a otras interpretaciones alegóricas el caracter burgués y rentista de los dos hermanos que pertenecen a una clase que debe abandonar su posición predominante en el momento del primer peronismo, por lo que también podría tener una lectura social o política.

El manuscrito del cuento, que fue publicado por Borges en la revista que dirigía, Los Anales de Buenos Aires, en 1946, no carece de imperfecciones. Hay repeticiones desmesuradas (casa, dormitorio, Irene...) y las disgresiones del narrador para trazar el hilo del relato son, en ocasiones (de manera deliberada o no), contradictorias e inconexas. No obstante, la gran virtud de este cuento es la capacidad de crear y mantener la intriga y la inquietud en el lector sin explicar, tan solo sugiriendo: no sabemos qué o quién toma la casa pero deseamos saber qué es aquello que produce temor e intuimos que debe ser dañino. El final es abierto y la fuerza narrativa se mantiene elevada hasta el final. Un cuento corto pero logrado.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cita con Julio Cortázar


Hoy tenemos cita con el maestro Cortázar. Con su cuento La casa tomada, corto pero logrado.
El próximo viernes publicaremos un resumen del contenido de nuestra tertulia de hoy.

martes, 29 de noviembre de 2011

A vueltas con Onetti


Gracias a la excelente introducción del antólogo José Miguel Oviedo pudimos conocer, en nuestra última sesión del club de lectura, el perfil literario de Onetti y recibir algunas pistas de interpretación de los dos cuentos que habíamos leído. Así, nos preparamos para esa visión tan personal de autor (“cínica, implacable y exasperada”) y para su arte novelístico introspectivo centrado en los niveles más oscuros y complejos de la existencia: la soledad, el erotismo y la capacidad del alma para engañarse a sí misma. En lo formal, Onetti experimenta con planes narrativos múltiples, fragmentaciones temporales, fusiones de lo real y lo deseado y la mezcla de lo lírico con lo repulsivo. Sus héroes son, en realidad, “antihéroes, seres marginales y fracasados, "outsiders" que beben y escuchan jazz a los que se abre la vida alternativa de la imaginación”, según nos explica Oviedo.

En el primer cuento, Bienvenido Bob, aparece el tema de la incomunicación, del lenguaje utilizado para agredir, no para dialogar, en una relación (la del narrador y Bob) empapada de orgullo, odio, desprecio, burla y un "vergonzante respeto". En un primer momento el narrador se siente intimidado por la arrogante juventud de Bob, al que en silencio le pide tolerancia y comprensión. Ese pulso entre los dos protagonistas dura tres o cuatro meses de desdén e ironía en su ojos hasta que el primero pretende casarse con Inés, la hermana del segundo.

Es curiosa esa relación de rivalidad, respeto, fascinación y ¿deseo? entre los dos hombres, relación en la que la figura femenina de Inés parece totalmente accesoria para desencadenar el único enfrentamiento directo del relato: el enfrentamiento verbal en el que Bob le niega al narrador la “mano” de su hermana aduciendo razones peregrinas o absurdas:
"Usted no se va a casar con ella porque usted es viejo y ella joven....Usted es un hombre hecho, es decir, deshecho, como todos los hombrs a su edad cuando no son extraordinarios"..."Cree que ha salvado muchas cosas del naufragio. Pero no es cierto".
"Usted es egoísta; es sensual de una sucia manera. Está atado a cosas miserables y son las cosas las que lo arrastran... No va a ninguna parte, no lo desea realmente..."

Bob le muestra las pequeñas y rápidas partes de rostro de Inés, en su agresión, y le provocan entusiamo y muestra de candor. Es despiadado cuando niega al narrador el derecho a casarse con su hermana Inés, en un proceso por el cual los mejores rasgos de éstas son asimilados por Bob y dejándo a Inés como algo rígido y apático.

El cuento concluye en el mismo escenario, el del bar, con un Bob derrotado, marchito, fracasado, que no ha sabido o no ha podido realizar sus proyectos y que se consume en el alcohol y en una vida convencional, “grotesca” en palabra del narrador quien, a su vez, retoma la amistad con el primero con la única intención de regodearse en su decadencia y consumar su vengánza al verlo “moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando..."

Mucho más sórdido es El infierno tan temido, que narra mediante fragmentaciones temporales, la historia matrimonial de amor-separación-infidelidad-venganza entre Risso, periodista hípico y viudo cuarentón, con Gracia, actriz soñadora y romántica veinte años más joven que él. La pareja vive una relación apasionada y se promete amor eterno más allá de cualquier prueba a la que se sometan. La prueba, una infidelidad de Gracia durante una gira teatral, no es comprendida por Risso; este le pide el divorcio y Gracia se marcha. A partir de ese momento, el triste periodista recibe regularmente cartas con fotos obscenas de Gracia con otros hombres. Por el final trágico del cuento sabemos que las fotos van llegando a otros ámbitos sociales y familiares de Risso, quien comprende, en última instancia, la muestra de amor de la que es objeto con esas fotos. Todo ello contado con un sinfín de relexiones interiores y descripciones de sentimientos y reacciones que muestran la complejidad del alma humana y su incapacidad para adaptarse a la realidad o para alcanzar sus sueños; otra muestra más del gusto de Onetti por mezclar lo lírico con lo repulsivo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Cita con Onetti el próximo miércoles



El próximo miércoles 23 de noviembre, a las 15.00 horas, tenemos una cita con Juan Carlos Onetti.

Comentaremos los cuentos "Bienvenido Bob" y "El infierno tan temido".

Buena lectura a todos.

martes, 8 de noviembre de 2011

Viaje a la semilla

El cuento de Alejo Carpentier que comentamos el pasado día 2 de noviembre, Viaje a la semilla, es un relato en el que el tiempo se revierte desde el momento de la defunción del protagonismo hasta el de su nacimiento. En él, son patentes los recursos del autor a dos de sus campos formativos personales: el de la arquitectura y el de la música. Gracias al primero despliega todo un aparato léxico descriptivo de los elementos presentes en la mansión colonial donde se desarrolla la acción. Gracias a su formación musical, Carpentier estructura la trama en doce pasajes o notas musicales (según el sistema dodecafónico de Shoenberg) para acabar en la repetición de la primera nota en el decimotercer pasaje, en la octava siguiente.

En Viaje a la semilla, una vieja mansión colonial cubana es demolida ante los ojos de un viejo negro que interviene con su magia y provoca la repetición revertida de toda la vida de Don Marcial, Marqués de Capellanías. En el espacio de una noche, el marqués se sobrepondrá a su muerte, pasará con disgusto por su extremaunción, por su última experiencia sexual, por la liquidación de sus bienes, por la muerte de su esposa, por el recuentro con ésta, por su boda, su soltería, sus juergas juveniles, sus carnavales de adolescentes, su primer amor, por la muerte de su padre, por la vuelta a la escuela con el consiguiente olvido de todo lo aprendido, por los primeros juegos con el calesero negro, por su relación fraternal con los perros de la casa, para finalmente deslizarse en el último segundo de su vida en el vientre de su madre, a quien devuelve a la vida.

Son pasajes intensísimos en el que el tiempo revertido se estabiliza intermitente y fugazmente para narrar momentos importantes o pintorescos de la vída de Don Marcial. En ellos, Carpentier plantea la vuelta a la semilla como una progresiva liberación de las fórmulas y convenciones sociales (personificada por notarios, padres autoritarios, contratos matrimoniales, liquidaciones de herencia, escuelas, curas…) por un conocimiento y un placer más institintivo y telúrico personificado por la naturaleza, las negras danzantes, los carnavales, el deseo carnal y la vuelta al estado animal.

Se trata de un cuento rico en vocabulario, en significados ( a veces explícito, pero las más de las veces sugerido o equívoco), en colores y sensaciones que, tras varias lecturas, permite un disfrute más intenso y múltiple.

martes, 25 de octubre de 2011

Cita con Alejo Carpentier



El próximo miércoles 2 de noviembre a las 15.00 h. nos reuniremos en el Instituto Cervantes de Toulouse para comentar el cuento de Alejo Carpentier "Viaje a la semilla". Se aconseja una lectura repetida y atenta por la dificultad del texto.

Buena lectura a todos.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Club de lectura: inscripciones del 3 al 14 de octubre


Queridos lectores,

Pueden pasar por la biblioteca para pre-inscribirse al Club de lectura de este curso que empieza. El plazo termina el viernes 14 de octubre.

La primera cita del Club será el miércoles 26 de octubre a las 15h00.

Este año leeremos la Antología de cuento hispanoamericano del siglo XX. Tomo II: La gran síntesis y después / selección, introducción, comentarios, bibliografía y notas de José Miguel Oviedo . -- Madrid : Alianza, 1992 . -- (El libro de bolsillo ; 1586).

¡Ánimo!

martes, 14 de junio de 2011

Útimo cuento del año: La lengua de las mariposas


Mañana miércoles día 15 de junio, a las 15.00, nuestra última cita del club antes de las vacaciones tendrá como texto de comentario y debate el relato de Manuel Rivas "La lengua de las mariposas", perteneciente a su obra ¿Qué me quieres, amor?

Buena lectura

miércoles, 25 de mayo de 2011

Comentando un cuento de emigración española


El cuento del escritor gaditano Fernando Quiñones resultó de difícil comprensión para muchos de nuestros lectores por la profusión de localismos y por el carácter coloquial de la protagonista del mismo, una mujer emigrante que relata a otra compatriota recién llegada las vicisitudes que han tenido que afrontar en Alemania. El relato se ve salpicado, a modo de contrapunto, por breves y poéticas descripciones de la vida del pueblo gaditano del que proviene la protagonista, que contrastan con lo popular del diálogo de las dos mujeres. En esas descripciones aparece a oscuras, aletargado y dormido, el armario y la habitación que lo cobija. Armario que fue rescatado de la dilapidación por la protagonista y que podría representar el alma de la mujer que se ha quedado en España

Juani, que así se llama la protagonista, relata la difícil decisión familiar de marcharse, la poca integración social y nula comprensión de la lengua, su opinión sobre la comida local y el acopio de víveres españoles como el pan de pueblo y el aceite de oliva. Su interlocutora, la recién arribada Aurori, se ve animada por una Juani que, si bien cuenta excelencias de la capacidad adquisitiva conseguida (que le permite compara un transistor, la cocina, la lavadora e incluso un coche de segunda mano, verdadero símbolo de triunfo social), no puede disimular su tristeza por el hijo dejado en España y, sobre todo, por la frustración de su marido que se deprime lejos de la tierra natal y que tiene accesos de cólera cuando se refugia en el alcohol, ya sea en casa, ya sea en la Peña Española, donde en la pasada Navidad protagonizó un altercado ante el cónsul de España. Se trata, en suma, de una historia de emigración que enlaza con el tema de la falta de perspectivas económicas de una España y de la falta de libertad política que forzó a cientos de miles de trabajadores a cruzar los pirineos desde 1960.

Con este cuento acabamos nuestras citas en las que hemos comentado cuentos de la posguerra española recogidos por la antología de Medardo Fraile en Cátedra. Nuestro próximo cuento, con el que acabaremos la temporada, será “La lengua de las mariposas” de Javier Rivas.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Un cuento de Fernando Quiñones


Hoy miércoles 18 de mayo a las 15.00h, tenemos una nueva cita del club de lectura en la que comentaremos el cuentro El armario de Fernando Quiñones. Es un cuento de emigración española en Alemania en el que la protagonista, una mujer gaditana le cuenta a otra compatriota, recién llegada, cómo es su vida de emigrante.

viernes, 15 de abril de 2011

Más cuento de posguerra: el caballo muerto, una historia sórdida y el camión de la basura


De los tres cuentos que teníamos por comentar, Los caballos, de Jorge Ferrer Vidal (Barcelona, 1926 - Madrid, 2001) fue el que más gustó por su poética crudeza, por la terrible humanidad de los personajes y por el dramatismo de la historia. El cuento narra en un breve espacio de tiempo la muerte súbita del caballo durante la labranza, el dolor del joven que lo monta y la resignación del padre que, sonriente, acepta el infortunio y decide tomar el lugar del caballo tirando del arado.

En él, aparte del polvo omnipresente, son constantes las referencias a los diferentes flujos de los personajes: al salivazo del padre, a la sangre de la herida del hijo, al sudor de ambos, a la “espesa saliva verde” del caballo muerto. En ese paisaje desolado, el padre sonríe con resignación y estoicismo, consuela al hijo que nació el mismo día del caballo y que, por tanto, es considerado por aquel como un hermano. La muerte del caballo se suma a otras ya acaecidas, como el de la madre y del hermano pequeño, y ante toda esa adversidad, el padre acepta su destino con frases consolatorias como “Lo que tenemos que hacer es seguir adelante…aprender a llevar la mancera…es fácil” (el arado como metáfora de la propia existencia). El relato acaba con un breve atisbo de esperanza cuando padre e hijo vuelven a la humilde casa, a la oscura madriguera donde encontrarán sombra y frescor, huyendo del sol exterior que “atormenta” y “resquebraja”. Un cuento bellísimo a la altura del mejor Rulfo lo que prueba que una buena historia bien contada no es específica de un lugar o un periodo concreto.

El segundo cuento que comentamos fue El último amor, de Juan García Hortelano (Madrid, 1928 - 1992). Se trata de una historia contada en primera persona por una mujer italiana que acoge, por exigencias de una organización a la que pertenece su pusilánime marido, a un activista que se dedica esconderse y, de vez en cuando, cometer robos. La presencia del “invitado” se hace cada vez más insoportable a medida que la mujer se va dando cuenta de su misterioso oficio y se convierte en trágica cuando este viola repetidamente a su huéspeda. La historia se inicia con los afanes de la mujer por limpiar, como si de un rito purificador se tratase, toda la casa tras la marcha del invitado. A partir de ahí, poco a poco, la historia nos va siendo narrada a retazos, sugerida. El cuento acaba con la afirmación de que, a pesar del asco, el rechazo y el odio por el hombre, su acoso “embrujó el camino de mi cansado cuerpo hacia la vejez”, en lo que suponemos que los sentimientos de su espíritu y las sensaciones de su cuerpo no fueron a la par.

Por último, leímos el cuento Apenas nada, del escritor murciano Alfonso Martínez-Mena (Alhama de Murcia, 1928 - Madrid, 2010), que describe, como buen exponente del realismo social de la época, una escena de plaza de pueblo en el que volvemos a encontrarnos el onmipreste polvo que se torna aquí lodo y suciedad. La narración en tercera persona va enfocando, como una cámara que va ensanchando o recortando el angular, a un grupo de mujeres y jóvenes con los cubos de basura, los perros que corretean, el único grifo del lugar, la manguera pisada a continuación por el camión de las escorias, las mujeres que compran esas escorias… Tras ello la atención se fija en la televisión y se hace un exhaustivo inventario de las noticias de la época: de un año 1967 en el que Jacqueline, Nixon, Johnson, Kissinguer, Orantes, la reina Victoria Eugenio y el Real Madrid eran protagonistas, pero en el que también había notas discordantes como el conflicto de los MIR, un motín de curas y la palabra huelga que empezaba a aparecer en la prensa escrita. A continuación, el narrador aparece y se identifica como la persona que, desde la taberna, filma visualmente las imágenes y que se sincera con el lector comunicándole su hastío, su inmenso asco por todo: por el bocadillo que come, por los cubos de basura, por el lodo omnipresente y por el agua que parece ya sucia antes de tocar el suelo. El gran camión de la basura pone punto final al relato llevándose los desperdicios mientras el narrador piensa que debería llevarselos a todos.

lunes, 11 de abril de 2011

El miércoles 13 de abril, nueva cita del Club de Lectura


En nuestra nueva cita de pasado mañana miércoles 13 de abril, a las 15.00h, comentaremos los siguientes cuentos:

- Los caballos, de Jorge Ferrer Vidal
- El último amor, de Juan García Hortelano
- Apenas nada, de Alfonso Martínez-Mena

Buena lectura.

jueves, 17 de marzo de 2011

Esperando con José Amillo y felices con Ana María Matute


Los dos cuentos comentados reprodujeron, cada uno a su manera, con su estilo particular, dos temas recurrentes: el de la pérdida del ser amado y el de la locura.

En el primer cuento, “La espera” de José Amillo, su joven protagonista, Miguel, se despierta en su cuarto en una total apatía en el día en que su amada promete reunirse con él en Madrid proveniente de una ciudad de provincias en la que deja marido y familia. Miguel acude a Atocha y allí, mientras espera la llegada del expreso de Andalucía, conoce a un viejo que le incomoda contándole que espera la llegada de su hija que se marchó con un hombre asfixiada por la negativa paterna a aceptarlo. Este personaje supone el contrapunto en edad y en actitud a Miguel, lo que le hace despertar en él el ansia de encontrarse con Rosa.

El cuento está escrito con una gran técnica formal, introduciendo los diferentes momentos (o actos: 1 – en la habitación, 2 – en la estación, 3 – en el taxi ) con un estilo pleno de epítetos que dan color y calor a los escenarios en los que se desarrollan ya los pensamientos del protagonistas, ya los diálogos.

El círculo narrativo se cierra cuando Rosa, con Miguel en el taxi que les conduce a su nuevo hogar, le confiesa que le había atormentado la imagen premonitoria que había soñado de un Miguel apático e indiferente a su llegada.

El segundo cuento, "La Felicidad" de Ana María Matute, aunque menos elaborado que “La espera”, impactó más a la mayoría de los lectores de nuestro Club. El relato describe la llegada de un joven médico a un pequeño pueblo de la España rural de la posguerra española. Lorenzo, que así se llama el médico, es alojado en casa de Filomena, mujer que es considerada loca (“Se le ponen humos dentro de la cabeza y dice despropósitos” ) … pero “limpia, pacífica y muy arreglada”. En su casa (“todo era pobre, limpio, cuidado”), Lorenzo conoce el amor entregado de la mujer por su hijo de trece años que está aprendiendo el oficio de zapatero en otra localidad y la profunda felicidad que se desprende de ella. El protagonista “empezaba a sentirse lleno de una paz exteraña, allí, en aquella casa”. “Cuando se acostó en la cama de Manuel [el hijo de Filomena]… le pareció que la felicidad – ancha, lejana, vaga – rozaba todos los rincones de aquella casa, impregnándole a él, también, como la música…” La fascinación por la mujer y la defensa que hace Lorenzo de ella al alguacil del pueblo, que la tilda de loca, se rompen, al final del cuento, cuando este último le confiesa que el hijo de Filomena murió de meningitis cuatro años atrás.

En este bello cuento de Ana María Matute, extraído de Historias de Artámila, aparece el tema de la locura como refugio a las penalidades de la vida, el del amor de la madre por el hijo y el de la búsqueda de la paz interior en el contexto rural.

Al final de nuestra tertulia nos sorprendimos los unos a los otros elucubrando diferentes secuelas al descubrimiento del joven médico sobre la verdadera historia de la madre loca ¿Seguiría Lorenzo viviendo con Filomena? Y si así fuera ¿seguiría experimentado esa felicidad serena que le había colmado esa primera noche de convivencia?

miércoles, 9 de marzo de 2011

Nueva cita del Club el miércoles 16 de marzo


La próxima cita del Club de lectura tendrá lugar el próximo miércoles 16 de marzo a las 15.00 h. y comentaremos los siguientes cuentos:

- "La espera", de José Amillo

- "La felicidad", de Ana María Matute

Hasta la semana que viene

viernes, 18 de febrero de 2011

El regreso de Carmen Laforet y dos cuentos de infancia


Volvimos a tratar en esta última sesión de nuestro Club del tema de la infancia en dos de los tres cuentos leídos. En "Tinajilla", de Lauro Olmo, un narrador adulto rememora sus años escolares y las figuras de su compañero de clase, Sabañón, y de su hermano pequeño protagonista del cuento, Tinajilla, que debe su nombre al hecho de que su madre lo dejara solo dentro de una tinaja cuando se ausentaba. Encierro este que se mantuvo vigente hasta el día en que se rompió la tinaja como la cáscara de un polluelo. En este cuento se evoca la figura autoritaria y falta de humanidad del maestro, don Ramón, aunque en un tono indulgente y gracioso que el paso de los años le ha hecho adoptar al narrador. Además, destacamos en nuestra tertulia los conceptos de mutua protección y solidaridad entre los dos hermanos, Sabañón y Tinajilla, que pueden suponer un contrapunto de esperanza a la precariedad y la dureza del ambiente social en el que se desarrolla la historia. Aprovechamos para dar a conocer entre nuestros lectores la figura de Lauro Olmo, gran autor teatral con obras relevantes de la escena española del S. XX como La camisa o El cuarto poder, y que sufrió especialmente las restricciones de la censura franquista.

El segundo cuento de carácter infantil es el de Manuel Pilares, escritor y guionista cinematográfico prolífico en las pantallas de los años 50 y 60. En él se describe el trato cruel que tienen los compañeros de un niño gordo propietario de un balón, quien decide “suicidarlo” (al balón) tirándolo (desinflado, para que no sufra ni vuelva a él) por el Viaducto madrileño. El narrador presencia la escena y decide interponerse por temor a que sea el niño el objeto de suicidio. La escena y el cuento acaban con el niño que llora, sumido en un estado de zozobra y angustia, y todo un grupo de transeúntes que intentan consolarlo haciendo una colecta para comprarle un nuevo balón.

El último cuento que comentamos, "El regreso", de Carmen Laforet, narra la historia de la vuelta a casa de un padre de familia que abandona el manicomio donde ha estado ingresado durante los últimos dos años y donde, ya curado desde hace meses, ha recobrado la alegría de vivir libre de la pobreza y el hambre de la etapa anterior a su locura. Es un cuento perfectamente construido con un personaje de gran profundidad psicológica y un desenlace paradójico y desolador, como es la vuelta a casa el día de Navidad y el previsible retorno a la precariedad económica (se supone que la “señoras” de la beneficencia que han ayudado a su familia dejarán de hacerlo con el padre ya curado) y el más que probable desmoronamiento moral del protagonista, angustiado por el retorno a las antiguas y apremiantes responsabilidades como padre. Un cuento muy triste en el que nos reencontramos con el tema de la inadaptación de la persona con el mundo que le ha tocado vivir, un mundo tan duro como el descrito ya por la joven Laforet en su antológica obra Nada: mediocridad, oscuridad, precariedad, hambre..
Fue una ocasión para hablar de esta gran escritora, hacerla conocer a aquellos lectores que no la habían leído y aprovechar para que varias de su obras o su biografía recalaran en las casas de muchos de ellos.

viernes, 11 de febrero de 2011

Cita con Carmen Laforet, Manuel Pilares y Lauro Olmo


El próximo miércoles 16 de febrero, en el Instituto Cervantes de Toulouse, tendrá lugar la cuarta cita del año de nuestro Club de Lectura. Los cuentos que comentaremos serán:
  • El regreso, de Carmen Laforet
  • Ese niño gordo a quien sus padres compraron un balón, de Manuel Pilares
  • Tinajilla, de Lauro Olmo
¡Hasta el miércoles pues!

martes, 25 de enero de 2011

Encuentro con Sergi Pàmies en Toulouse


Fue un placer recibir ayer en el Instituto Cervantes de Toulouse a Sergi Pàmies para que nos hablara, con el título de "Brevedad y cuento", de su vocación literaria, de su obra y de su oficio de escritor de relatos. El autor catalán hizo las delicias del público con su franqueza, sus ocurrencias, las anécdotas de su vida y de sus cuentos, arrancando sonrisas, risas y carcajadas.

Pàmies explicó el resultado de creación del formato corto con un metáfora atlética: mientras que la novela sería parangonable a una carrera de fondo, con sus economía y gestión de esfuerzos y tiempos, bruscos y pausados; el cuento es una carrera a de 100 metros en el que no hay tiempo para el despiste o la pausa: el hilo narrativo debe ser explosivo, continuo, sostenido, con tensión, sin lugar al error en la acción, en el ritmo o en el vocabulario.

El autor explicó cómo su experiencia como periodista en el "adelgazamiento" de artículos le permite utilizar esta técnica en la relectura y afinamiento del cuento como producto final, resultado este tan liofilizado que muchas veces provoca la intervención del editor contra la anorexia textual del autor. Nos habló de su experiencia como "versionador" al castellano de sus cuentos originalmente escritos en catalán y de su labor como traductor de las obras de Amélie Nothomb también al castellano.

Nos narró las razones de la elección del catalán como lengua vehicular de su literatura en perfecta convivencia con el castellano familiar y el francés de su infancia escolar. Nos habló de su experiencia personal del oficio de escribir, sin exclusividad, sino como ocupación intermitente, interrumpida y/o enriquecida por las circunstancias familiares, periodísticas y traductoras. Su literatura está hecha, según sus palabras, del material que los escritores normalmente desechan: los personajes grises, vulgares, si alicientes, sin épica, que parecen atrapados en un mundo deshumanizado e implacable, y en el que viven con amargura, resignación o complacencia. Todo ello tratado con ternura, comicidad y crudeza.

Comentamos la buena salud que goza el cuento, género considerado menor que su hermana mayor, la novela. En el caso de la literatura catalana, autores como Calders, Rodoreda y muchos otros ilustran la práctica asidua de este formato y su considerable éxito entre los lectores de esta lengua. Este arraigo del cuento en catalán y, sobre todo, la práctica de este género por los grandes escritores latinoamericanos ha influido en que la edición de antologías de cuentos deje de ser un una apuesta arriesgada por parte de las editoriales españolas y vaya haciéndose un hueco importante entre los gustos lectores actuales.

Fue realmente un privilegio poder hablar de literatura y cuentos ayer con Sergi Pàmies.

lunes, 24 de enero de 2011

García Pavón, Ayesta y Clarimón: Infancia y vejez en el cuento de posguerra

Nuesta sesión empezó con un breve esbozo biográfico de los autores de los tres cuentos que habíamos leído para la ocasión.

Francisco García Pavón (1919-1989) fue finalista, con su primera novela Cerca de Oviedo, del Premio Nadal en 1945. Cultivo este género, así como el ensayo y la crítica teatral, destacando especialmente por sus relatos. Goza de un lugar preeminenete dentro de la historia de la novela negra española como creador del personaje de Plinio, Jefe de Policia Local de Tomelloso, mezclando lo detectivesco con elementos costumbristas y de crítica social hasta donde esos años de Franquismo le permitían.

El cuento que hemos leído, Servandín, pertenece a la antología Cuentos Republicanos (Taurus, 1961; Menoscuarto, 2009). Se trata de un cuento de infancia, en el que se trata la inconsciente crueldad de un niño que vende a Servandín, otro niño de su clase, el derecho a jugar con su balón a cambio de que le lleve a ver "el bulto" de su padre. El brevísimo cuento acaba en el comercio de ultramarinos del papá de Servandín, tras cuya cortina aparece mostrando su enorme y rosáceo bocio. Un triste intercambio de miradas entre Servandín, su padre y el niño narrador acaba con el inocente, exculpatorio y esperanzador comentario de Servandín de que a su padre lo van a operar. La mayoría de los lectores coincidió, más allá de la desazón que pudiera haberles provocado este cuento, que el autor había consegido plasmar con maestría, brevedad y simplicidad, un recuerdo de infancia narrado sin artificios ni moralejas, con la crudeza instintiva de los niños ajenos a los convencionalismos morales.

Julián Ayesta (1919-1996), diplomático asturiano, fue autor de obras de teatro, libros de cuentos y una breve novela, Helena o el mar del verano (Ínsula, 1952; Acantilado, 2000), de la que está sacado el relato leido: Almuerzo en el jardín. Se trata este, al igual que el anterior, de un cuento de infancia pero que se diferencia de aquel tanto en su estilo como en su contenido: una comida campestre y familiar durante un domingo de verano asturiano. El ambiente, risueño, distendido, feliz, salpicado de colores, sabores y olores que hacen de la escena un cuadro impresionista, nos es descrito por el recuerdo y la mirada de un niño que lo narra con su voz y las expresiones de su edad. La figura del sacerdote como invitado de excepción, la mención a las fiestas religiosas, las interpelaciones a los niños, todo nos da idea, sin acritud alguna, del peso social de la iglesia en esa época. Las bromas, los juegos de evocación histórica de los niños, las risas, consuman el cuadro bucólico que se ve repentinamente contradicho por la rotura de la silla del sacerdote que le provoca una herida de la que mana la sangre a borbotones y provoca la huida de los niños, acuciados por una culpa certera aunque inconsciente que, como en el cuento anterior, marca la diferencia (por su desconocimiento de las reglas de conducta) con el mundo de los adultos. El cuento es otro alarde de concisión narrativa envuelto en un marco intensidad colorista.

Carlos Clarimón (Zaragoza, 1920) escribió numerosas novelas policiacas y rosas bajo seudónimos en sus años jóvenes. Amigo de Rafael Azcona y de Mingote, fue guionista de radio, de estudios de animación y publicista. En 1961 publicó Hombre a solas (1961), dentro de la colección «Narraciones» que dirigió, para la editorial Taurus, Ignacio Aldecoa. En 1965 publica La muerte en los talones (ed. Tesoro) y en 1967 La trampa es incluida en la Antología de las mejores novelas policiacas. XI de ediciones Acervo. Es precisamente el relato Hombre a solas el que leímos y comentamos. Seguimos con el formato brevísimo (solo dos páginas) pero dejamos la infancia por la vejez y la muerte y un narrador omnisciente narra la tristeza y la desolación de un anciano que ve a su hijo dejar el luto por el traje gris del semiluto, cumplidos tres años de la muerte de la madre y esposa. Una descripción abrumadora, angustiosa y sofocantes, salpicada con bellísimas imágnes como la que describe los cristales desnudos, sin los visillos colgados por la madre ausente "con la huella de ese llanto ingente con que el cielo les lamió el polvo de ayer", o la del libro "caído de espalda, abiertos los brazos en cruz". Un relato vejez, amargura y rencor que no gustó a muchos por su tristeza pero que todos nos mostramos de acuerdo en destacar su factura.

Por último, comentamos brevemente los cuatro cuentos de Segi Pàmies que habíamos leído (La máquina de hacer cosquillas, La otra vida, Monovolumen, Escabeche) con ocasión de la charla que iba a tener lugar con la presencia de este gran autor de cuentos en torno al tema de "Brevedad y cuento" en el Instituto Cervantes de Toulouse el lunes 24 de enero a las 18.30.

Un club para lectores en español

El Club de lectura es un espacio de encuentro de lectores, abierto a todos. Es una puesta en común de impresiones, opiniones, conocimientos y experiencias. Nos reuniremos una vez al mes y comentaremos un cuento, un relato o un artículo que habremos distribuido previamente.


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